Corte de Cabello

Hay quienes dicen (luego de las órdenes emitidas por la ministra de educación de El Salvador) que un corte de cabello no se le debe imponer a los jóvenes. Hay que pensarlo y buscar el balance.

La disciplina del corte militar es para crear igualdad y -exactamente eso- disciplina, obediencia; que vaya con la simetría del rostro.

Por otro lado, los hippies, que iniciaron la antítesis del estamento militar, lo usaban largo a manera de expresar que no se pueden tolerar represiones y que hay que ser libre.

En algunas culturas, el cabello largo es señal de fuerza y combate; en otras, una virtud genética que les insta a tenerlo peinado.

En otras, simplemente una fase necesaria para identificarse con sus etnias. 

Pero, ¿Influye un corte de cabello formal en la actitud y la disciplina?

Depende… vamos a reflexionar sobre este privilegio.

corte de cabello
 

Un corte de cabello es cultura general

La infancia y la adolescencia están llenos de rebeldía, ímpetus y búsqueda de identidad y eso jamás se debe cortar. Pero la disciplina, la nivelación y el orden no están peleados con la personalidad, más bien son pilares de su formación y consolidación.

Pero es esa misma rebeldía la que se debe canalizar para que se enfoque en crear, responder con argumentos y saber que así como es un derecho, conlleva deberes; de lo contrario lo que se logrará es anarquía y displicencia.

Por eso, las escuelas, liceos y todo centro de formación educativo, deportivo y cultural ameritan reglas de vestimenta, de comportamiento e incluso, de cómo se ha de manejar el corte de cabello.

Ello ayuda a que los niños y jóvenes se concentren más en el entorno conductista -que precede al constructivista-, recordándoles incluso sin palabras que la igualdad es el punto de partida de las sociedades más justas.

Que hay que pasar por las fuertes para llegar a las suaves, que son esas que se quieren vivir en el pleno desarrollo de la personalidad.

De allí que en las universidades no se vean controles del calzado, la vestimenta (salvo los uniformes en ciertas carreras), del maquillaje, corte de cabello y el agregado de los piercings, tatuajes, listones y gorras.

Es en ese momento, luego de haber conocido algo distinto -la formalidad de un uniforme que se corresponde con la palabra (uniformidad), tienen el espacio para probar sus gustos, combinaciones, estilo que combinan en gran porcentaje con sus ideas, sentimientos y visiones del mundo.

Incluso el movimiento punk -que es de por sí una identidad-, reconoce el valor del corte de cabello en fases hasta llegar a comulgar con una idea y un sentimiento.

Además, el corte de cabello se va ajustando con el pasar de los años y sea por alopecia o por -y volvemos al mismo punto- equidad y uniformidad, conservan el estilo sobrio, recatado y disciplinado que en colegios y liceos se les pide a los menores de 18 años.

Por décadas ha funcionado. Y ahora, que los niños y adolescentes se quieren comer vivos a sus padres, representantes y maestros, que la disciplina en la instrucción formal les recuerde que incluso hasta en un corte de cabello hay clase y respeto, ayudará a minimizar los muchos casos de familias disfuncionales que se vienen sucediendo.

Además, ¿Qué tanto puede doler tener el cabello bien arreglado?; hasta podemos considerarlo un elemento distractor y en otros lamentables casos, separatista, en las etapas más bonitas pero crueles -sin exagerar- que existen: la infancia y la adolescencia.

Y sí un gobierno, un ministerio, una institución tiene que exigirlo, es porque alguna falla estructural se ve. Ya luego que se gradúen, estará lo aprendido y entendido rondando en su ser.

Será el momento de saber sí aprendieron del vestir formal o ese conocimiento de empatía sólo les pasó por encima.

La ropa no crea a la personalidad, eso está claro. Pero ambas se acompañan y se pueden ayudar para moldear a alguien de una brillantez y visión periférica que le ayude a estar mejor en el mundo y a aportarle basado en sus experiencias.

Lcdo. Argenis Serrano - @Culturistech 

Relación entre Cultura y Medicina

La medicina busca aliviar el sufrimiento humano y promover la salud, pero a menudo se centra sólo en aspectos biológicos y clínicos dejando de lado la importancia de la cultura, siendo esta en el ámbito médico referente a las creencias, valores y prácticas que moldean las experiencias de salud y atención médica de los individuos.

Esta relación entre cultura y medicina afecta la percepción de la enfermedad, la búsqueda de tratamiento y las interacciones con los profesionales de la salud.

 

La cultura como factor influyente

Obvio que somos todos sujetos culturales y por ende, nuestro desenvolvimiento influye -positiva, negativa o neutralmente- en cómo se percibe la salud y la enfermedad.

Cada comunidad tiene sus propias creencias y prácticas vinculadas a la salud, lo que impacta las decisiones sobre el tratamiento y la atención médica. Por ejemplo, en algunas culturas se valoran las prácticas de medicina tradicional, mientras que en otras prevalece un enfoque más occidental, como la telemedicina o el agendar hora online para concertar una cita, sea a consulta o a estudio especializado.

Este reconocimiento de las diferencias culturales -cada cual a su manera y según la adaptabilidad de la sociedad- concluye en el concretarse la obtención de atención médica efectiva y centrada en el paciente, no sólo como un número de historia, sino como un ente social doliente y que siente y que busca salud para seguir aportando en las diversas formas que como ciudadano y ser pensante, bien puede ofrecer.

Cuando los profesionales de la salud ignoran la cultura del paciente pueden surgir malentendidos y desconfianza, lo que puede traducirse en una atención deficiente y resultados negativos en la salud.

Por el contrario, una comprensión cultural permite que los médicos adapten su enfoque, respeten las creencias del paciente y promuevan una relación de confianza en la que prevalezcan los métodos occidentales y científicos sin colocar imposiciones o demeritar las creencias ancestrales. Todo conlleva a equilibrar la balanza para que lo más conveniente para su salud, prevalezca ante cualquier otra opción (remedios naturales, New Age, ritos espirituales, etc.).

medicina
 

Atención centrada en el paciente

La atención centrada en el paciente es un enfoque que prioriza las necesidades y valores individuales y al integrar la cultura en este modelo se considera cómo las creencias culturales afectan las decisiones de salud.

Por ejemplo, un paciente de una cultura que valora la medicina complementaria puede pedir un enfoque que combine tratamientos convencionales y tradicionales.

La clave es fomentar un diálogo abierto donde se respeten las elecciones del paciente y se colabore en la toma de decisiones, cumpliendo con la normativa legal y el código ético de los profesionales de la salud.

 

Desigualdades en salud y determinantes sociales

Las desigualdades en salud son diferencias sistemáticas que afectan a diversos grupos poblacionales, influenciadas por determinantes sociales como el rango socioeconómico y el acceso a servicios sanitarios.

La cultura desempeña un papel vinculante en estos determinantes, ya que las normas y creencias culturales pueden modular el acceso y la calidad de la atención médica.

Las comunidades con menor acceso a recursos a menudo enfrentan restricciones adicionales como barreras lingüísticas o discriminación, lo que impacta su capacidad para recibir atención de calidad.

Abordar estas desigualdades y concatenar ideas y sentimientos con educación y lineamientos de igualdad permitirán lograr una atención equitativa y mejorar la salud general de la población.

 

Competencia cultural en la atención médica

La competencia cultural, es decir, la habilidad de los profesionales de la salud para brindar atención efectiva a pacientes de diversas culturas, garantiza que todos los individuos reciban cuidados adecuados.

Esto incluye el conocimiento de las diferencias culturales, habilidades de comunicación y la actitud de respeto hacia las creencias y valores del paciente.

La sensibilidad cultural permite a los profesionales de la salud reconocer y respetar las diferencias sin juicio, creando así un ambiente de confianza donde el paciente se siente seguro para compartir su información y preocupaciones de salud.

Lcdo. Argenis Serrano - CULTURISTECH 

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