¿Por qué hay Tanta Música que se Considera Mala o Inapropiada?


La respuesta es simple y sencilla: Los productores, inversionistas, algunos medios de comunicación e incluso políticos, requieren que las personas disminuyan su capacidad de atención y/o creativa y la música es una herramienta consistente y fácil de difundir, para ello. Requieren de gente que no entienda el real Significado de Canciones, sino que sólo cubran necesidades pasajeras, falsamente disruptivas y realmente distractoras de la realidad.

música mala o inapropiada

Es demasiado sencillo conseguir a jóvenes que no son más que “productos”, los cuales están totalmente desconectados de la realidad de sus pueblos, incluso aquellos que juran y perjuran que hacen música urbana y son la máxima expresión de la realidad del barrio.

Lo cierto es que son manipulables y ellos, además de permitirlo, lo disfrutan, porque les permite estacionarse en cómo son y no trascender, obteniendo placeres materiales que se alejan de los valores morales e incluso, del valor de una música bien escrita, correctamente armonizada y musicalizada y la forma en cómo es distribuida y los lugares en los que se difunden.

La intención principal de los productores (generalizando el término de todos los involucrados), es vender un producto cualquiera, marcar una tendencia banal, cubrir un período de tiempo con un ritmo que quizá sea bailable o que cause polémica e incluso asco, tanto en su letra, desparpajo y destino final.

Causar impacto en la juventud para que esta –supuestamente- se sienta bien al verse simuladamente identificada con una forma de hablar, de vestir, de tratar a los demás (recordemos los malos e indiferentes tratos a los fans de estas mal llamadas estrellas de la música) y que además, como no cantan ni medianamente bien (sólo pujidos, balbuceos y algunos gritos), los identifican con ellos que tampoco cantan bien.

Es una forma de “igualdad de condiciones y oportunidades”, que quizás en otro contexto y con mejores con tenidos, podría ser plausible y abrir un nuevo camino para que, aquellas personas sin voces espectaculares, también prueben la fama.

Pero, dejarles decir cualquier atrocidad; comportarse como unas bestias salvajes; destruir al buen gusto en la dicción, cadencia, entonación, potencia, proyección y vocalización; vender un falso ideal de una música revolucionaria y acorde con los tiempos, realmente que está pasándoles factura a todos por igual.

Quienes cantan bien, se preparan, aman lo que hacen, se apegan a canciones con valor, potencial y ánimo (incluso en las que fueron modas simples, pero bastante animosas, coloquiales y de jolgorio), esas personas están quedando relegadas.

Se les ve en concursos donde son humillados y su potencial desechado. Los productores, medios, incluso periodistas y artistas se arrodillan ante el mal gusto y lo retroalimentan.

Y aquellos que se atreven a levantar su voz en contra, por la defensa de los niños, los adolescentes y la convivencia ciudadana, son atacados con expresiones como “discriminación musical”, formando una nueva segregación que no es tal, porque se está atacando al mal gusto, no a la música en sí.

La Libertad de Expresión se debe respetar. Pero ella ha de estar investida de algún aporte positivo. Y la música que se considera mala o inapropiada, no aporta más que dinero a los que la generan y deficiencia actitudinal y aptitudinal en quienes la escuchan, muchos de ellos seducidos, resignados y arrodillados a una serie de antivalores musicales que, como dijimos, les va a seguir pasando factura.

Y sí la factura se le pasa a miles de individuos, la que va a quedar en deuda de por vida es la sociedad en general.

Lcdo. Argenis Serrano – Culturistech 

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