El
Charango es, definitivamente, uno de los instrumentos cordófonos más hermosos
del mundo. No el más prolijo, pero sí uno de los más sublimes, luego de El Cuatro Venezolano.
No
podemos imaginar a una de las canciones sudamericanas más exquisitas del mundo,
llamada “El Carnavalito Quebradeño o El
Humahuaqueño”, si no tuviere ese respaldo. Incluso las canciones “A Mi Palomita y Naranjitay”, realzan
su belleza con los sonidos entre profundos y graves que en perfecta armonía y destacada
velocidad, emite este instrumento.
Damos
pues una semblanza sobre sus orígenes, curiosidades y controversias, siendo éstas
últimas ínfimas para la calidad y el cariño que los habitantes del Cono Sur, tienen para con el charango.
El Charango
Bolivia
y Perú se disputan el origen o nacimiento de este pequeño instrumento de
cuerdas, bautizado con un nombre que nadie se acuerda como nació. En otros
tiempos también le llamaron Chajhuaco, que quiere decir alegre, bullanguero,
hablador.
Todos
están de acuerdo que se originó de un instrumento de origen europeo llamado
vihuela de mano que era una pequeña guitarrilla de mano de cinco órdenes
dobles.
Para
definir cronológica e históricamente, tenemos que retroceder en el tiempo.
Folkloristas y ejecutantes de este instrumento, principalmente bolivianos,
sostienen que apareció en tiempos de La Colonia, en una fecha que ningún
estudioso señala claramente.
Cronológicamente
en tiempos de La Colonia, una Región o País llamado Bolivia no existía. Esa
Región se llamaba Real Audiencia de
Charcas o Alto Perú, perteneciente o integrante del Virreinato del Perú.
Bolivia
como una integridad nacional libre, recién nace el 6 de agosto de 1825. Por
decisión de Simón Bolívar, El Libertador; el primer nombre con que le bautizan
fue República de Bolívar, que luego
derivó en Bolivia y el gentilicio de bolivianos.
Los
folkloristas bolivianos, antiguos “alto peruanos”, dicen que “La cuna del charango es Potosí”. Para
reforzar esta teoría manifiestan que en la fachada de la iglesia de San Ignacio
de Carangas, Potosí 1744, tallaron dos sirenas tocando “charangos”.
Pero
Julio Mendivil, profesor del Instituto de Musicología de la Universidad de
Colonia, charanguista peruano,
manifiesta que no se puede afirmar concretamente que sean charangos, también
podrían ser vihuelas.
Otra
fundamentación importante expuesta por los folkloristas bolivianos es la ciudad
supuesta cuna del guitarrillo, la Villa Imperial de Potosí. Como es el deber
ser y no adentrarnos a los grupos que unilateral y radicalmente cambian a la
historia a su conveniencia, recurriremos a esta (la historia) para aceptar como
válida esta versión boliviana.
Desde
el período de los Incas, el citado lugar, en las faldas del Cerro Rico de
Potosí, estuvo ocupado por un pueblo indígena y la población se llamaba Cantumarca.
En 1545, estaba habitado aproximadamente por 2,500 personas, todos pastores.
El
Año de 1545 el indio chumbivilcano, (Cusco) Diego Hualqa o Huallpa, habitante
del mencionado pueblo, descubre la mina de plata más grande del mundo,
bautizado como Cerro Rico de Potosí.
El
historiador cusqueño José Tamayo Herrera relató que después del descubrimiento
de la mina, en 1555, la Villa era una aldea sin importancia de 4.000 habitantes
indígenas. Solamente por su explotación intensiva, es a partir de 1572 que se
convierte en un amasijo de aventureros provenientes de todo el mundo y en el
año de 1620 tenía una población de 160,000 habitantes, comparable con los
habitantes de Londres o París, pero no en belleza arquitectónica.
Mientras
en esa fecha, 1555, Potosí era una aldea sin importancia, San Juan de la
Frontera de Huamanga, fundada en 1539, ya era una ciudad habitada por cientos
de españoles, miles de naturales y una nueva fuerza motriz de desarrollo: El
Mestizo Huamanguino que moraban en la mejor ciudad del Perú, (Cieza de León)
grandes artesanos, zapateros, carpinteros, plateros, toneleros, silleros, hojalateros,
etc. etc.
Solamente
a partir de 1572, cuando el Cerro Rico es explotado intensivamente con la nueva
técnica de la AMALGAMACIÓN. El elemento primordial fue el mercurio o azogue
proveído primigeniamente por la mina española de Almadén y reemplazada por el
azogue de Huancavelicano.
Esta
mina era propiedad de un español residente en Huamanga. Ese mineral fue
transportado desde esa fecha por los ARRIEROS HUAMANGUINOS con destino al Cerro
Rico de Potosí.
Coincidente
con la fecha, 1572 El Virrey Toledo implementa la política de la “Extirpación
de las Idolatrías”. Una de las medidas de esta política fue prohibir a todos
los “naturales”, (indígenas) de acceder a tañer la guitarra, considerado como
un instrumento sensual que atentaba contra su inocencia. Más bien recomendaban
que aprendieran a tocar arpa y/o violín.
Si
estaban prohibidos hasta de agarrar la guitarra. ¿Pudo el indígena potosino
fabricarla? ¿Con qué material? Debemos destacar que los primeros charangos
estaban hechos de sauce y a 4.000 metros de altitud, no crece este árbol.
En
cambio, el nuevo elemento étnico producto del cruce de españoles y naturales, El Mestizo, no estaba incluido en esa
prohibición. Por esa razón, son ellos los creadores de este nuevo instrumento
musical imitando los instrumentos de cuerda europeo. Que en un tiempo le
llamaron “la ridiculización de la guitarra”.
El
charango o los primeros charangos que llegaron a la Villa Imperial fueron esos
charanguitos, producto del ingenio del mestizo huamanguino transportados por
otros mestizos, los Arrieros huamanguinos conductores del azogue huancavelicano
que acompañaban los días de trajín con el sonido de su charango.
Es
innegable, nadie lo discute, al contrario, felicitamos al artesano boliviano y
a sus ejecutantes por haber mejorado con el tiempo la calidad del charango
original hecho de sauce, que tenía solamente cuatro trastes, el traste era una
madera dura llamado lloje o chachas y su tamaño se parecía a un juguete.
Ese
charango huamanguino llegó a la Villa Imperial de Potosí aproximadamente a
comienzos del siglo XVII cuando esta ciudad y el Cerro Rico pertenecían al
Virreinato del Perú. El mineral extraído recorría Cusco, Huamanga,
Huancavelica, Lima y Callao para ser embarcados rumbo a España
Perú
y Bolivia no pueden sustentar con documentos la antigüedad de la aparición de
este instrumento tan sublime como lo es el charango.
Sólo
queda hilvanar en base a la historia, los detalles cronológicos de la misma y
la tradición oral para poder cimentar el valor del mismo.
Pero…
Sí,
la verdad que no existe un pero. El charango es y será el instrumento que
evoque la paz del sur. De las imágenes de Machu Pichu, de la mujer boliviana,
del argentino en su jolgorio y del modernismo con el cual se acompaña tan bien
con las cuerdas de un charango, como lograron “Los Nocheros” en su versión del Humahuaqueño.
Otro
debate es, ¿El Humahuaqueño es de los Hermanos Ávalos de Bolivia, Edmundo Zaldiver de Perú o de Jaime
Torres de Argentina?, ¡Tampoco existe registro válido, ya que todos lo grabaron,
pero no lo registraron ni pelearon! Solo sus disqueras entraon en disputa y redistribuyeron los derechos.
Eso
fue un punto a favor de la música, porque pasó a ser libre en derechos. Una gran
versión adicional es la realizada por Plácido
Domingo en su disco “Mi Alma Latina”.
Disfrutemos
siempre del Charango, como disfrutamos de nuestros instrumentos patrios. Porque
la música es universal y eso engloba a sus instrumentos. La música nos hace
ciudadanos del mundo.
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