La serenata es una expresión romántica que siempre ha sido
dada por los hombres a las mujeres, en principio por los juglares, luego por
bandas, diversos instrumentos, las tunas (España), los mariachis (México), los
tríos (Centro y Sudamérica) y aunque usted no lo crea, los coros de voces
oscuras como el nuestro y los grupos vocales a capella, sean duetos, tríos, cuartetos, quintetos y demás,
también las han llevado al pie de las ventanas de las damas.
Más que una
serenata
Recordamos gratamente al joven que nos solicitó llevar una
serenata a su amada; él no sabía cantar, pero bien que quiso participar y no
ser un espectador con las flores o regalos que espera expectante la respuesta
de la enamorada con su presencia o ausencia.
Nos dijo, “compuse unos poemas de amor para mi novia que quiero que ustedes me acompañen con el cuatro y
la guitarra”. Claro que le íbamos a asistir en su manifestación poética
amorosa, así que nuestro director improvisó una base armónica con un ulular y
algunas variantes y así fuimos el fondo musical a la declamación del joven, que
si bien era leída, fue muy sentida.
De hecho, utilizamos esa técnica unas cuantas veces más para
acciones similares pero en el predio de nuestras presentaciones corales.
Porque la serenata no es sólo llevar las canciones que le
gustan a la dama para que se asome y expresarle su amor; es emocionarle y
emocionar (o entonar) al enamorado para que saque de sí lo que siente y logre
su objetivo.
Los grupos que cobran por esos servicios de serenateros,
trabajan mecánicamente con sus repertorios que llevan cierta secuencia. Son en
extremo afinados, profesionales y sus canciones poseen balance y gran amplitud
que se acomodan a los requerimientos de las personas.
Las agrupaciones corales y/o vocales trabajan más el
repertorio de los escenarios y esta –la serenata- es una actividad que deriva
del apoyo, gusto y generar algún dinero para poder costear ropa, transporte,
instrumentos, ayuda social o quizá una reunión social amena.
Por eso el repertorio quizá sea algo limitado. Pero se
improvisa, se realizan armónicos, algunos solos acompañados del cuatro y/o la
guitarra, con el fin de cumplir al contratante y hacer algo más por él, con un
ambiente de camaradería, distinción y novedad que pocas veces se puede
conseguir.
Casos que hemos
vivido
Hemos dado más de una serenata; de las mimas, recordamos:
- Un sí por
respuesta a una petición de bodas.
- Una serenata en
la celebración de 50 años de matrimonio.
- Serenata -3
para ser exacto- a los novios en su recepción luego de cantar en sus bodas.
- Serenata a una
señora en sus 50 años: llanto, risas, baile, canto, nos invitó torta y pollo.
- Serenata en negocios
de un centro comercial, contratados por los dueños (era San Valentín o Día de los Enamorados) y también por dos enamorados directo
a una vendedora y una cajera, para confesar su enamoramiento (a uno lo rechazaron,
pero no por nuestro canto).
- Una vez
cantamos ante una casa donde no había nadie, dándonos cuenta en la séptima
canción.
- Los temas que
más nos piden son: Motivos, Frenesí,
Algo Contigo, Cielito Lindo, Amorcito Corazón, Cien Años, El Rey, La Media
Vuelta, La Gloria Eres Tú, No Sé Tú, Somos Novio, Tan Enamorados, Sólo Pienso
en Ti, Si Nos Dejan; varios no están en nuestro repertorio coral, pero eso
no nos detiene, lo que no se puede hacer como solo o hacer cantar a las
personas, se cambia por parte de nuestro repertorio romántico o tradicional
venezolano.
Hay más, pero lo guardamos para una próxima ocasión. Por lo
pronto, tome en consideración a un grupo coral o vocal para dar una serenata,
verá que será algo más libre, cercano y efectivo.
Lcdo. Argenis
Serrano
P.D.: Les dejamos el tema del maestro Luis Laguna interpretado por el gran Jesús Sevillano intitulado “Serenata”.
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