La influencia política en gran cantidad de países ha
aplastado la comprensión de lo que significa ser ciudadano (que se cumplan sus
derechos), imponiendo la expresión “pueblo” (que se le dé todo a cambio de); y,
al no haber comprensión sobre los derechos, mucho menos hay interés de que cada
quien cumpla su deber ciudadano.
De allí que varias manifestaciones culturales se
vayan a pique al estar íntimamente ligadas al mismo.
El Deber Ciudadano
Impuesto sobre la renta y demás impuestos
Uno de los que mucho nos perjudica como sociedad, es
el deber ciudadano de pagar nuestros impuestos.
Tener una “contabilidad
creativa” o evadirlos sin temor alguno e incluso, excusarse en el
desconocimiento de los deberes impositivos, acaba con una cultura necesaria,
aunque sea exageradamente impuesta por las autoridades.
De ambos lados hay fallas en los deberes y en los
derechos y, como sociedad, vemos las consecuencias, con fallas en los
alumbrados, puentes, hospitales, seguridad policial, asfaltado, protección civil.
Deber ciudadano de la convivencia pacífica
También está del deber ciudadano de respetar el
espacio ajeno. Y esto no implica solamente el no interrumpir el libre paso con vehículos
o botes de basura, sino también la contaminación sónica, que no es nada más los
altos decibeles, sino la continuidad, los horarios e incluso, el contenido.
Querer imponer los gustos musicales (que muchas
veces ni se bailan o tararean, sólo es para molestar), es violentar los
derechos ajenos y un incumplimiento al deber ciudadanos de mantener la
convivencia pacífica y las normas sociales al tope.
Limpieza y mantenimiento urbano
Otro deber ciudadano trastocado es el del aseo. Sí,
pasan las décadas y el mal hábito de echar un papelito a la calle, prosigue,
siempre con excusas o actitudes pueriles y/o deleznables como sustento.
No creen ni les interesa saber sí se les informare,
que un papelito tú y otro él, y otro ella, suman y suman basura en las calles
que además de afear, contaminan el ambiente y obstruyen canales.
Luego se molestan sí las calles se anegan en épocas de
lluvias y culpan a las autoridades, incapaces de reconocer que fueron parte del
problema por no cumplir su deber ciudadano de depositar los desechos sólidos en
los recipientes y áreas correspondientes.
El deber ciudadano de votar en las elecciones
El deber ciudadano de elegir a las autoridades, es
otro que no se cumple a cabalidad. Siempre se excusan con aquello de “yo soy apolítico”, cuando la política es
una de las maneras de socializar y actuar que nos caracterizan hasta en el más
humilde de los casos y la más corta de las edades.
Se puede ser “apartidista”,
pero apolítico, jamás.
Y esa no es excusa para no votar u opinar sobre la elección
de las autoridades sin temor alguno. Además, este deber ciudadano se debe
realizar con conocimiento, convicción, honor a las mayorías, porque no estás decidiendo
sólo para ti, sino para los demás.
Que los puntos de las buenas acciones y planes de
gobierno y actitudes que favorezcan a la mayoría, es el sentido del buen
votante, una forma de ganar aunque su candidato, pierda. El pundonor es parte
de la cultura de quienes creen en la equidad y piensan en grande (o sea,
piensan en su país).
El deber ciudadano del voto no se toma a la ligera, porque
de lo contrario, se devuelve. Y no podrás negar tu culpa ni defenderte con el
escudo de la libertad y la dignidad.
Por todo esto
Aprendamos que no sólo existen derechos que se nos
han de cumplir, sino que hay más de un deber ciudadano que debemos acatar para
que no haya anarquía.
Incluso hasta en los momentos en los que la rebeldía
es necesaria, la cultura de acatar los deberes, dicta pautas que nos alejan de
ser agentes del caso y nos transforma en seres culturales que podemos convivir
con los demás, incluso en nuestras diferencias.
Tienes que ser y hacer, para tener.
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