Se
ha visto millones de veces en las películas e incluso puede que ustedes hayan
vivido la experiencia al realizarlo o hecho por gente cercana; incluso de verlo
realizado por otras personas en un restaurante, calle, centro comercial o playa.
Arrodillarse durante la pedida de noviazgo o de matrimonio es una tradición
adoptada por un gran número de culturas, incluso en las orientales.
Para
las parejas que lo experimentan es un momento que nunca olvidan, pero muy pocos
saben de dónde procede esta tradición y por qué se hace.
Por qué nos arrodillamos al pedir matrimonio y/o noviazgo: Origen de la Tradición
Ya
en los tiempos de la Edad Media, los hombres se arrodillaban ante los señores
feudales y reyes en señal de respeto, obediencia y lealtad; se le considera
también un gesto común en las ceremonias religiosas, cuando los feligreses se
arrodillan ante Dios.
En
el mismo sentido, arrodillarse ante la persona con la que se desea casarse o
tener una relación de pareja es una señal de que estamos prometiéndole lealtad
y respeto. Esencialmente quiere decir, que nos entregamos a esa persona por
voluntad propia.
También
se interpreta que el hombre está siendo sumiso a la mujer y le entrega sus
sentimientos. Curiosamente, arrodillarse para pedir la mano es una costumbre en
muchas culturas, por lo que parece un gesto bastante natural para este tipo de
situaciones. Hasta se considera vacío el acto de solicitud sí no se hace.
Ojo,
en toda cultura en la que se alaba a Dios, el acto de arrodillarse es con ambas
rodillas; cuando nos arrodillamos para pedir matrimonio y/o noviazgo, es sólo
una la que se apoya en el suelo, una señal de respeto galante sin alabanza de
deidad, respetada incluso por las culturas y/o tradiciones más acérrimas.
¿Cómo sigue la tradición?, Pues,
si la mujer acepta la propuesta, la etiqueta marca que el novio pida
oficialmente la mano a los padres de la novia, en una ceremonia que se llama
pedida de mano. Aunque desde luego esto ya no es un requisito para que la boda
se lleve a cabo, a muchas parejas les gusta seguir adelante con esta costumbre.
El Anillo de Compromiso
Otra
tradición muy extendida es la entrega de un anillo de compromiso, algo que
podemos agradecer al papa Inocencio III.
En 1214, el pontífice introdujo una ley que instauraba un período de prueba
entre el compromiso y la ceremonia. Este tiempo representaba un precontrato
para que los novios estuvieran seguros de dar el paso, antes de que la iglesia
les diera su bendición. Durante este período se obligaba a los contrayentes a
llevar un anillo en señal de su compromiso.
Así
pues, si sumamos estas dos tradiciones, cuando nos arrodillamos al pedir matrimonio y/o noviazgo a alguien
(incluso las mujeres actualmente se lo piden así a los hombres), solemos
hacerlo clavando una rodilla en el suelo y ofreciendo un anillo en señal de
compromiso.
Lo
importante es que, además de la convicción y el asumir por completo la
responsabilidad, se realice en un ambiente donde la respuesta y/o testigos sean
los previsiblemente adecuados. Es un paso muy importante y no debe ser coaccionado,
como aquellos que lo piden en un estadio, esperando que el salir en pantalla y
ante mucha gente, equivalgan a un sí por parte de su pareja.
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