Hace
poco tuve la ocasión de escuchar a una persona que se decía “doctor en medicina
holística”, jactándose de haber curado a una muchacha de cáncer de seno con sus
plantas medicinales y productos naturales, cosa que me causó alarma pero en la
que no pude intervenir –y me arrepiento-.
Quiero
hacer un mea culpa por haber callado
mi queja ante eso, esgrimiendo algunas razones para no creer en lo que él dijo
haber hecho, no sin antes aclarar lo siguiente:
Soy un hombre de fe, creo en los
milagros de Dios, la Virgen y los Santos; también creo que las plantas
naturales –base de la medicina moderna- son útiles. Que la miel de abeja o el
zumo de las frutas nos ayudan a la salud.
Dicho
lo anterior, debo exponer mi posición ante el uso de plantas medicinales y
productos naturales para la salud, que es la siguiente:
Estos productos son “coadyuvantes”,
teniendo algunos de ellos afortunados efectos por ejemplo en la limpieza de la
piel, alivio de picazón leve e incluso para el resfriado común o la tos.
Pero esto no les quita lo coadyuvantes,
esto quiere decir que las plantas medicinales y productos naturales van en
segundo lugar luego de recibir un tratamiento médico brindado ya sea por un
médico general y muy especialmente por un médico especialista, como en el caso
de un médico oncólogo, cirujano o ginecóloga, para el caso del cáncer de mama o
de cuello uterino, etc.
Nunca se deben suplir o reemplazar con
plantas medicinales o productos naturales los tratamientos médicos brindados
con récipes legales. Mucho menos asistir ante un “médico holístico”, que son
personas que hacen cursos que hasta por YouTube se brindan.
Porque más de una vez se ha visto
que las personas se agravan y hasta perecen en agonía por no haberse realizado
tratamientos médicos, específicamente quienes detestan o reniegan de los
doctores y procedimientos médicos que pudieron brindarle una mejor calidad de
vida, pero ellos se decantaron por los guarapos y un toque de jalea real.
Incluso las plantas medicinales y
productos naturales pueden ser sugeridos por los médicos como acompañantes para
casos precisos, como mediar con las irritaciones, inflamaciones o dispepsia.
Para desinfectar la piel, eliminar
queloides, suplir medicamentos para dormir que pueden causar adicción por
algunos sedantes naturales. Además de cápsulas que aporten hierro, vitaminas, minerales
y oligoelementos.
Pero, reitero, nunca puede ser un
yerbatero, brujo o guarapero quien brinde un tratamiento médico, en especial
con enfermedades tan graves. Sólo los médicos certificados pueden y deben atender
la salud del paciente, con medicamentos certificados realizados en industrias
calificadas y dispensados en farmacia.
Y no, no es por ayudar a los
médicos o promoverlos, ¡Es simplemente
lógica y humanismo, en contra de esta distorsión que se transformó en una aculturación!
Me
hago responsable de esta crítica constructiva aunque directa. Sí he tomado
guarapos o tés, pero nunca he suplido ello a los medicamentos oficiales
dispensados en farmacia bajo prescripción facultativa.
El
cáncer es curable sí se atiende a tiempo, con la atención médica especializada
debida. El tomar té o infusiones, jarabes naturales o una cucharada de miel es
una ayuda para que algunos medicamentos no afecten del todo en el organismo
(por sus afectaciones colaterales).
Pero
déjese de inventos, sáquese esa cultura medieval errada e incluso el peso total
de la tradición indígena –con el respeto a nuestros pueblos originarios y plantas
medicinales y productos naturales que funcionan en diversos casos-, pero que
ellos mismos han aceptado y promovido que no suplen a la medicina académica.
Quiérase
y quiera a los suyos, haga las cosas apropiadamente y profese una cultura de
amor propio y del entorno que incluya la debida atención médica según el
malestar que experimente.
Por qué hay quienes suplen a la medicina moderna por plantas medicinales y productos naturales
Porque las plantas medicinales son fuentes naturales de remedios que han sido utilizadas durante siglos en diversas culturas. Algunas personas prefieren este enfoque más natural y orgánico en lugar de recurrir a productos farmacéuticos sintéticos –auto medicándose, lo que es nocivo a la larga-.
Porque –a según- presentan menos efectos secundarios ya que las plantas medicinales y productos generales tienden a generarlos en menor grado en comparación con los medicamentos farmacéuticos. Pero, igual su efecto en la patología es menor.
Algunas personas prefieren tener un mayor control sobre su propia salud y bienestar y optan por utilizar plantas medicinales y productos naturales como parte de un enfoque de autogestión de la salud.
En muchas culturas estos elementos forman parte de tradiciones ancestrales y prácticas terapéuticas transmitidas de generación en generación. Esta conexión cultural puede influir en la preferencia por estas plantas, haciéndose ariscos a lo que la modernidad puede ofrecerles y los resultados que estadísticamente mayoritarios han tenido en el mundo entero.
Las plantas medicinales y productos naturales pueden ser más accesibles y económicos que los medicamentos farmacéuticos, lo que las convierte en una opción atractiva para algunas personas. Pero, esta aculturación siempre se cae ante la máxima, “lo barato, sale caro”.
Quienes
adoptan un enfoque holístico de la salud consideran no solo los síntomas
físicos, sino también los aspectos mentales, emocionales y espirituales, lo que
está muy bien, y que nadie se cura si no tiene la disposición, ánimo y firmeza
para atenderse y lograrlo.
Pero
siempre hay que anteponer a la medicina moderna y los elementos científicos que
pueden colaborar a mejorar la calidad de vida, dejando a las plantas
medicinales y productos naturales en un tercer lugar, como forma de relajarse,
acompañar y mejorar algunos ítems específicos de la salud.
He de reiterar que estas jamás deben
ser preponderantes, que antes de ellas están la Fe en Dios, la voluntad de
mejorar y de manera entrecruzada, la medicina moderna.
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