El
Código Postal es un elemento de identificación,
organización y sistematización que incluso trasciende a la propia entrega de paqueterías
a través de los medios estadales (Correo Postal y telegráfico), como el de las
empresas de paqueterías (Courier).
Es
el complemento a nuestras identificaciones personales, fiscales o jurídicas que
ciertamente se han visto relevadas por la tecnología del correo electrónico,
pero que siguen manteniendo su vigencia, obligatoriedad y eficiencia al mismo
tope que hace casi siglo y medio cuando se implementó en el mundo entero.
¿Han
visto que al abrir su propio correo electrónico, cuenta bancaria, compra de
artículos, se les solicitará el código postal y no lo saben?, esto implica dos
fallos:
El
de las autoridades y privados que no realizan campañas de promoción y el de los
propios usuarios que han limitado sus datos personales, no tanto por seguridad,
sino por un instinto primario de simplicidad que no aplica a la hora de
formalizar datos personales en trámites públicos o privados.
El ejemplar uso del código postal
en EE.UU.
Al
menos en los países hispanohablantes es así. Los estadounidenses, quienes incluso
blindan su propiedad intelectual con el uso del correo postal público, conocen o
buscan documentarse sobre los diversos codigos postales en Estados Unidos, ya que sigue siendo parte de su cultura fiscal,
la manera de ser atentos con familiares, amistades y clientes y es parte de la masificación
de las ventas por comercio electrónico.
Sí,
Amazon, Ebay, Wal-Mart, Sears y demás, realizan ventas online, tal cual hacen
los medianos y pequeños emprendedores a diario. Y les es de obligatoriedad
colocar el código postal junto a una dirección que es en ocasiones bastante
sucinta. Pero, para el cartero o mensajero, el ZIP (código postal), le ayuda en
alto porcentaje a distribuir en paquetería, hacer su ruta y ubicar hasta en el
lugar más intrincado, al destinatario.
Así
como las estampillas incompletas pueden obligar al retorno de cualquier
paquete, la incorrecta colocación de un código postal insta a que se devuelva
al remitente, pudiendo incluso acarrear multas sí es un acto recíproco.
Podrá
ser un tanto radical, pero en ocasiones hay que crear costumbres en la cultura
social colocando normas que impliquen sanciones leves a moderadas, evitando así
que el libre derecho a la privacidad y entrega, se convierta en un foco de anarquía.
Por
algo el correo en los Estados Unidos siempre ha sido considerado sagrado y
cualquier abuso por manos de terceros o del propio remitente –incluso del
cartero-, puede llegar a ser penalizado por ser un delito federal, sea el
paquete distribuido por el sector público o privado.
Demostremos cómo puede ser parte de una cultura actitudinal el conocer este tema
Aprenderse
todo código postal es inviable e imposible. Pero al menos saberse el del lugar
donde se reside, las zonas aledañas (por ejemplo si eres de zona suburbana o
ciudad dormitorio, pero laboras en unja ciudad capital aledaña) y el de los sitios
con los cuales se tiene frecuente u ocasional contacto, es ya un gran avance.
Conocer
páginas web que trabajen con la temática, es una ayuda. Nunca desestimen a este
ítem, solo porque exista la tecnología, este es uno de los segmentos sociales y
fiscales que jamás dejará de utilizarse.
Veamos
a los códigos postales como una parte
estructural de la identidad y sentido de pertenencia de los residentes de un
área determinada, especialmente en comunidades con códigos postales únicos y
distintivos.
Ningún
código postal es mayor o menor que otro; no demarca niveles socioeconómicos ni
influye en la percepción y/o estereotipos de las personas que viven en esas
áreas. Es una manera algorítmica y hasta cartográfica de identificar las zonas.
Ayudan
a que todos tengamos presencia por igual en todo rubro socioeconómico, al colaborar
en la segmentación de mercados que crearán futuras campañas publicitarias de
manera específica, logrando reflejar las características demográficas y
culturales de cada área.
Los
datos demográficos asociados con los códigos postales, como la edad, ingresos, ocupación,
permiten el equilibrio justo en las tendencias de distribución, consumo y la
oferta de productos y servicios en una determinada región.
Así
como los estamentos militares tienen un código postal especial, también lo
poseen las zonas con comunidades culturalmente diversas o patrimoniales. Esto con
el fin de preparar el envío de paquetes o para delimitar los pagos de impuestos
o estudios de salud, electorales, educativos.
El
más poderoso elemento cultural que fortalece el interés de las personas es el
uso de las redes sociales, realización de trámites online y la comunicación y clasificación
comunitaria. Porque todo código postal sirve como punto de conexión para la
formación de redes sociales y comunitarias locales, facilitando la interacción
y colaboración entre vecinos, comercios, entes gubernamentales, empresa
privada, medios de comunicación de investigación de una misma área e incluso,
para la verificación en caso de trabajo remoto o pago por publicidad online.
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