No todo es color de rosa en el sector
cultural de Latinoamérica dependiente del sector público y privado, donde no se
les otorgan salarios justos que
puedan ser equiparable al salario medio en dinamarca u otros país amante del
coso cultural en cualquiera de sus expresiones.
Donde también se brinda atención
integral y pagos justos a los cultores es en los Países Bajos. El salario medio en holanda es francamente
excepcional y permite mantener lo que llamaríamos un auge cultural diverso y
adaptado a todas las edades, géneros, creencias y análisis, las 24 horas del
día, satisfaciendo así a sus connacionales como al turismo.
La realidad de los cultores
El amor al arte es de entrega total. Sea
cual sea la especialidad (música,
pintura, poesía, danza, etc.), quienes la ejercen lo toman como una forma
natural de vida y en ella se aplican a diversificar y a formar nuevas
generaciones que, por su libre albedrío, deciden darle continuidad a su manera.
Muchos de éstos cultores son adoptados
por el sector gubernamental a través del Ministerio
de Cultura o Secretarías de Cultura, entre otros nombres que se les suelen
otorgar para mantener las tradiciones y herencias autóctonas que les distinguen
como nación.
Pero, son tantos y tan diversos, que
los presupuestos del Estado son insuficientes para otorgarles pagos justos,
además de que en los presupuestos de la nación se reducen para otras áreas,
además de algunos hechos oscuros que ya conocemos, pero que entorpecen a todo
aquello que sea elemento de valor para la sociedad.
Por eso no hay salarios justos para
la cultura. Y, aunque ellos se mantienen con una vida austera y rodeada de arte
como forma de ser y estar en este mundo, sigue siendo un trato inhumano el que
por no poseer salarios justos, tengan entre otras:
- Carencias alimenticias y/o vitamínicas.
- No puedan acceder a créditos de vivienda.
- Deben trasladarse a pie hasta y desde sus lugares de trabajo.
- Han de racionar y “estirar” a mas no poder sus prendas de vestir y
calzado.
- Problemas para costear estudios de sus hijos.
- Dificultad máxima para adherirse a diversos elementos financieros.
- No poseen seguros funerarios, de cirugía y maternidad.
- Los horarios y/o sitios de trabajo que se les asignan, son tanto lejanos
como forzados. Más problema a la hora de comer y costear transporte público.
El continuismo es la clave de su afectación
Sí vemos a portales web como SalarioJusto.com, observaremos que
existen tabuladores salariales dignos para todo sector laboral, en los países
que más apoyan a la cultura y la entienden como forma educativa, diplomática,
turística y de inversión para su crecimiento exponencial integral.
Pero en Latinoamérica no es así,
salvo que tengas un alto cargo ejecutivo. De resto, esas personas que se
entregaron al arte y fueron contratadas en su buena fe y profesionalismo, sólo
tienen carencias injustificadas debido a que no les otorgan salarios justos y
éstos tampoco son adecuados a la realidad del país o mejoras salariales anuales
y/o por desempeño.
Esto le ocurre, dando un ejemplo
venezolano, a los profesores y músicos de planta de “El Sistema”; también
para quienes coordinan los festivales culturales patronales o las practicantes
y docentes de danza. Ni hablar de los directores de agrupaciones corales, que
son desplazados porque se cree que este en un arte muerto o sólo tiene cabida
en actos institucionales (Himnos) o actos religiosos.
Y no es sólo un fallo del sector
público. El sector privado e institucional también abandona a sus cultores. Son
casi que los peones sacrificables en cualquier necesidad o nueva gerencia o
reducción de personal. Y no se les dan salarios justos incluso cuando se han
negociado pagos por honorarios
profesionales.
Falta por referir las utilidades,
indemnizaciones, seguros, pagos por hijos o por estudio. A los cultores muchas
veces se les trata como parapetos que pueden ser utilizados de la manera más
beligerante y convenenciera posible.
Repito que vean la página web salariojusto.com y noten
cómo son los salarios integrales de funcionarios y trabajadores privados e/o
independientes. Todos, en un mismo conglomerado, son iguales y suficientes para
cubrir las necesidades básicas e impuestas por la sociedad.
Ya dejen de ver a las personas del
sector cultural en su bohemia; deben verlos como los seres humanos que son, que
deben atender a su familia y financiarse sus productos y demás útiles para
llevar su arte al mundo.
Todos ellos trabajan con gran amor
hacia el arte, pero no viven por amor a él. Sí debilitamos más a la cultura, la
sociedad dejará de ser creativa, no verá lo sublime y será más anárquica de lo
que ya es. Por eso pedimos salarios justos para la cultura, aunado a un trato
digno e igualdad de oportunidades para crecer y ser lo que por naturaleza ya
son: bastiones del crecimiento del
acervo, originalidad y empatía, de la humanidad.
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