Recientemente se ha difundido en redes sociales que el
cantante mexicano ganador de los premios Grammy y Billboard, Aleks Syntek, ha solicitado abiertamente
prohibir el reguetón (o al menos, multar a los emisores) en lugares de ambiente familiar y/o comercios, ya que en ellos entran niños y adolescentes y las
letras son en exceso vulgares y escasas de contenido en base a revalorizar a la
mujer y al hombre, mucho menos en entretenimiento.
No es el primer cantante que se manifiesta de esta forma,
pero es el primero que da una muy buena idea concreta, ya que prohibir el
reguetón en las tiendas es restarle influencia y además, respetar los derechos de la infancia.
Prohibir el reguetón
Todo aquello que es prohibido, es más tentador. Si nos
vamos atrás en el tiempo, en los años setenta y ochenta los discos de los
humoristas Guillermo Álvarez Guedes
(Cuba), La Nena Jiménez (Colombia), Lucho Navarro (Chile) entre muchos
otros, eran prohibidos por sus contenidos groseros, pero apreciados de oír en
hogares como a manera clandestina.
El prohibir el reguetón tiene en la actualidad el mismo
asidero, por lo menos en horario todo usuario, tiendas, instituciones públicas
y plazas públicas. Las letras son más que groseras, vulgares (existen
diferencias) y los contenidos alientan a los jóvenes y niños a una falsa
rebeldía, desparpajo y en ocasiones, se ralentizan y hacen indiferentes.
En cada época están los jóvenes que gustan de una música
y los mayores que se la critican, ocurre desde que el Charleston tomó las pistas de baile, supliendo a los valses y
ritmos propios de las fiestas de sociedad.
Pero por más que le busquemos punto de comparación, el
reguetón y sus contenidos (letra, ritmo, interpretación, cadencia e intención),
se pueden comparar con el rock en ninguna de sus variantes, siendo éste el
género más rebelde del mundo.
Leyes de protección al menor
Prohibir el reguetón en espacios públicos y privados donde
asistan menores de edad debería ser una norma. Hemos visto a voceros e
instituciones llenarse la boca de amor por los niños, pero se hacen de la vista
gorda con esta problemática mal influyente en la sociedad.
Esto ocurre por una mala interpretación de las leyes con
respecto a los derechos de empresas
discográficas, productores y cantantes que dicen que es la nueva forma
expresiva y que acompaña al sentir de la juventud y su real forma de ser ¿?
Al haber dinero de por medio, todos evitan aplicar las
leyes.
Prohibir el reguetón en ciertos espacios y emisión en
varios horarios es un deber, tal cual ocurre con el alcohol y el cigarrillo. No
se suspende su producción, sino que se limita a círculos controlados donde no le
haga daños a terceros.
Músicos de profesión y músicos de alma en todo el mundo
están de acuerdo en prohibir el reguetón en espacios donde no deberían estar.
No le restan su derecho a participar y hasta ganar premios (pese a su escaso
contenido social, vocal y cultural), más debe estar bajo control para que el
público en general no lo consuma de manera indirecta.
Ahora, ¿Quiénes podrán prohibir el reguetón en los
negocios, sitios públicos y privados e incluso las escuelas?, esa es una
pregunta sin respuesta, pero que bien amerita el peso social y gobiernos
nacionales, estatales o municipales de los cuales salga un paladín que rescate
a los niños y jóvenes del reguetón que no buscan consumir.
Y obvio, que también nos salven a los millones de adultos que amamos a la música con contenidos, ánimo, creatividad y moral verdadera.
El canto coral
que tanto amamos y que ha rescatado al Rap,
Hip Hop, Tecno, Pop con versiones y adaptaciones, no halla forma ni manera
de rescatar algo del reguetón, por sus letras ofensivas a la dignidad de la
mujer y sacar a relucir lo que no es en realidad el hombre de bien (un misógino
egocéntrico).
No nos queda otro argumento que apoyar a quienes sí hacen
y sí aman a la música, para que se pueda prohibir el reguetón como producto que
se consuma de manera indirecta y que afecte tanto como a quien es fumador
pasivo o familiar de un alcohólico.
2 comentarios:
No al reguetón. Sí al perreo.
Es una utopía prohibir el reggaetón, tal vez gestionar con los autores las letras o dejar solo el ruido, reggaetón sin letra jajaja. Los menores ya tienen a tan solo un clic: pornografia, juegos, redes sociales, etc que llevan a las adicciones. El trabajo está en cada familia, mostrarles, enseñarles. Es un tema complejo. Existen ciertas cancioncitas que no son de regueton y tienen un alto contenido sexual muy sutil.
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