Hay
quienes opinan que todo en la improvisación es que salga sin ataduras ni
organización y, si bien que algo de cierto hay en ello, no es toda la verdad.
Porque
la improvisación amerita también un marco o reducto para que nada se
descontrole.
Regirse
en su libertad a unos argumentos, cadencias o tiempos que le dejen
desenvolverse pero que no se descontrole y se le devuelva a quien hace de la
improvisación, su marca personal.
Si
hiciéramos una comparación al azar, podríamos decir que quienes se hacen leer
las cartas del Tarot gratis están
creando un marco referencial a sus vidas, ya que éstas le comunican varios
factores a analizar sobre el entorno lejano e inmediato.
Allí,
la persona consultante hace sus análisis y busca cómo desenvolverse, labrando
de tal forma su propio destino, sin dejar nada a la suerte ni a la adivinación,
manteniendo el arte de la improvisación abierto en situaciones o circunstancias
para las que se ha ido preparando y así caminar con pies de plomo.
Pues
esa es la idea de la improvisación: Moverse libremente en un hecho determinado,
llenándose de una espontaneidad que no se puede registrar en un papel, que
posee muchas aristas, que acompaña los momentos y los recalca, enaltece o los
hace más divertidos.
La improvisación en escena
Son míticas las improvisaciones de grandes actores y actrices que, por no sentir que el libreto fuese lo suficientemente fuerte, por dejar una marca personal. Incluso hacen de su ego una fuerza interna para transmutarlo en algo bueno y por demás magistral, como el actor Marlon Brando o la actriz Meryl Streep.
Por
igual en el mundo del teatro, incluso en obras que han tenido cientos de
funciones, los actores miden los tiempos, analizan el entorno, escuchan a la
realidad social que les afecta directa e indirectamente y realizan una crítica,
una sátira, una reflexión o una alegoría en pro de llegar a los intereses del
público.
Para
dicha improvisación, además de técnicas aprendidas, ha de tener visión del momento, saber olfatear las
ocasiones y aprovecharlas lo mejor posible, sin que esto se interprete como el
aprovecharse del dolor ajeno.
En la música
Las
Tunas en España, los Vallenateros en Colombia, los Milonguistas en Argentina,
los Contrapunteadores o Cantores de Décimas en Venezuela e incluso a los
ejecutantes del Arpa Paraguaya, destacan por la improvisación que se permiten
en el escenario, siempre sabiendo cuáles son los momentos para ello.
Los
músicos de Rock toman los solos como
improvisaciones que pueden o no ser del todo espontaneas. Siempre se requiere
de la energía del público para dichas ejecuciones y así amalgamar las emociones
en pro de un concierto de fábula.
Cantantes
como Gilberto Santa Rosa u Oscar D’ León
son famosos por sus improvisaciones. Una extrema facilidad para rimar, captar
el momento, responder e hilvanar sin perder el hilo.
Para
ello, practican en sus mentes y en los ensayos para crear una línea de trabajo
personal que les permita moverse en tal o cual momento.
Como
podemos ver, la improvisación es parte de los momentos bien organizados, aunque
muchas veces ni el propio improvisador sabe qué o cómo le saldrá.
La
práctica y algunas ideas preconcebidas, le permitirán tener algunos resultados
ya bien delineados. Todo lo demás saldrá como
por arte de magia en la improvisación.
En
la música coral es un tanto inusual
la improvisación. Es más de la entrega de los solistas y lo permisivo que pueda
ser el director para ello, además del carácter de la agrupación.
Pero
hasta el más escolástico de los coros, puede improvisar algo momentos antes de salir
a escena y crear un instante de agrado que les haga conectar con el público más
allá de su formalidad.
En lo cotidiano
Hay
personas que dicen que harán una reunión
entre amigos y que todo es mejor sí es improvisado.
Tienen
razón, las que no se planean mucho, salen mejor porque sorprenden. Pero hasta
en ellas, hay organización.
Porque
comprar comidas y bebidas para compartir, amerita organización así sea por
contribución. De resto, será uno pagando y otros gozando.
El
baile y su música amerita un lugar dónde gozarlo y para eso se requiere aunque
sea una “manito de gato” a esa zona
y el considerar que las improvisaciones del jolgorio, si bien son
comprensibles, no deben romper las
normas establecidas de moral y buenas costumbres.
Por
ello, consideramos que la improvisación es un arte reflexivo, ya que se deben
considerar varias aristas, organizarlas y acometerlas. Incluso las reacciones
involuntarias o en exceso espontaneas, deben ser preconcebidas en la mente.
Con
ello se evitan los arrepentimientos, accidentes, malos entendidos, fallos en la
intención de entretener o educar y se logra el objetivo de dar rienda suelta a
su ser y que sucedan cosas que ni en la mejor de las planificaciones se podría
imaginar.
La
improvisación amerita un ring donde ella pueda danzar, cantar, jugar, saltar,
revolotear a gusto. Y ese ring, es organizado previamente.
Ergo,
la improvisación y la organización se necesitan para dar más y mejores
resultados y hacer de cada experiencia,
algo diferente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario