Hoy en día, hemos llegado a muchos avances que nos
permiten ampliar el disfrute de lo que –por ejemplo-, la Internet nos puede
ofrecer y ello es la legalidad de algo que antes hacíamos de diversas formas,
que era encontrar la forma de grabar y reproducir canciones que no podíamos
costear.
No queremos para nada aupar la piratería, pero los
tiempos cambiaron y ahora los cantantes no son tanto de discos, sino de
creaciones que impulsarán sus presentaciones en persona, donde el fragor con el
público crea la verdadera adrenalina y pasión por el canto y el espectáculo.
Por supuesto que existen aún plataformas de pago que
dan réditos a los cantantes, además de las asociaciones y sociedades de
autores, cantantes y compositores de cada país que protegen la propiedad intelectual y los derechos de
autor para que sus obras les den dividendos en especial cuando se les da
uso con fines comerciales por otros cantantes, agencias de publicidad y
mercadeo o campañas sociales o políticas, hasta en los videojuegos y
aplicaciones o memes, etc.
¿Y
qué se hace ahora?
Haciendo algo de historia en retroceso, actualmente
utilizamos un programa convertidor mp3
y transformamos videos de YouTube o Vimeo, grabaciones hechas con nuestros dispositivos
móviles, ya sea de eventos públicos o privados, capturas de sonido de declaraciones
de cantantes u otros artistas, de deportistas, políticos o figuras pública para
darle un uso personal.
Entre esos usos destaca: playlist para casa, reproductor mp3 portátil, negocio, vehículo u
oficina; crear nuestros ring tones, mezclas de sonido especiales para
eventos de DJ; acompañar nuestros videos caseros de Power Point o fortalecer
video – memes.
En fin, obtener música y/o sonidos, entrevistas o
declaraciones de manera gratuita. Y eso es lo que varias generaciones llegaron
a hacer, en especial con:
-
La aparición del CD y/o DVD donde se podían
realizar grabaciones de la Internet, Radio, Televisión con algunos periféricos
de conexión y los populares “quemadores”. Con ello, se realizaban compendios de
unas 200 a 1.200 canciones según su peso en kbps y de usual los enamorados las
regalaban a sus enamoradas con canciones que ambos compartían en sentimiento.
-
La llegada del cassette de cinta en los
años setenta propulsó lo anterior y con el mismo se realizaban grabaciones de
la radio, fuera en el mismo dispositivo o “pegados” a la radio, esperando la
canción para grabarla. Casi siempre se escuchaba el play al iniciarlo y
apagarlo, algún sonido externo indebido y la promo de la estación radial o un
corte abrupto del locutor de guardia.
-
En algunos países, antes de la llegada del
cassette de cinta, existían cabinas especiales para grabación de discos a bajos
precios. Allí llegaban muchos solicitantes a pedirles a cantantes que rondaban
el lugar que les grabaran una versión de cierta canción que les saldría más
económica que el Long – Play (LP)
con esa y otras 9 u 11 canciones más.
-
Antes de eso, las orquestas se aprendían de
oído las canciones de las otras orquestas que pegaban “hits” en grandes salones
y programas radiales para reproducirlas en lugares más pequeños a costos más económicos.
-
Similar ocurría con los grupos vocales que se aprendían las piezas y les cambiaban los ritmos. Son esos que se llaman Barbershop Quartet o Cuartetos de Barbería que se ocupaban de deleitar a personas de condición humilde a cambio de unas monedas, demostrando performance de clase con sus voces de bajo, barítono, tenor y tenorino o contratenor, con canciones tipo canon y muchos sonidos que emulaban a bombos, bajos y tiples o trompetas para hacerlas más vistosas, además de algunos unísonos y armónicos especiales.
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En los siglos anteriores al XX, las
canciones pasaban de oído y no se respetaban ningunos derechos de autor al
menos diciendo el nombre del compositor
o dónde se originó la pieza, lo que hacía dificultoso crear registros
históricos de procedencia que hasta hoy se desconocen.
-
Los juglares en la Edad Media reproducían
las poesías que de otros escuchaban además de sus propias improvisaciones
solicitadas por quienes les podían pagar.
En fin, lo que hacemos actualmente, de tomar de un
video bien mezclado con una o varias canciones y pasarlas por un convertidor MP3 no es robar el trabajo
ajeno, es capturar pedazos de historia que harán que esas canciones jamás
mueran ya que en algún reproductor MP3 o de CD o DVD o MP4 o Tablet, teléfono,
consola de videojuegos y muchos etcétera, sonarán.
Incluso los podcast y esos sonidos especiales de
nuestras vidas pasarán a ese formato y se podrán enviar a quienes lo aprecien
por igual y serán reproducidos con facilidad, ya que un MP3 es una herramienta de
gozo y amplio espectro de utilización ya universal, que ayuda a que prosiga la vida de las canciones.
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