Este
caso o pregunta recurrente sobre ¿Por qué estrenamos ropa en diciembre?, no sólo ocurre en Venezuela desde la época del Presidente Antonio Guzmán Blanco, quien por decreto
ordenó que cada año se arreglaran las más reconocidas calles y fachadas de las principales ciudades del país y que
las personas de los estratos altos y medio -incluso los bajos- estrenaran las mejores galas que les fuesen posible para recibir
con los mayores honores y elegancia posible a la Navidad y Año Nuevo.
Es
un fenómeno que también se ocurre en varios países de Sudamérica y América
Central, como también en España, caso que podemos ver en las transmisiones de
la red española de televisión, desde La Puerta
del Sol.
Unos
buenos amigos de una reconocida Agencia Marketing Digital Bogota nos comentaron que en Colombia también existe la
costumbre. Pero hay países en que no, que todo se centra en otras tradiciones y
que lo de la ropa es desplazado por otras acciones propias de las fiestas decembrinas.
Y
para muchos otros, sean países latinos o no, el por qué estrenamos ropa en
diciembre les parece una acción consumista propia de las compañías capitalistas
y los manejos de fuerzas tales, que ejercen mayor presión en la sociedad.
¿Por qué estrenamos ropa en diciembre?
Bueno,
ya dijimos el génesis de esta sana costumbre que abarca a Navidad y Año Nuevo
(se le pueden sumar las fiestas con amistades, en los sitios de trabajo o
eventos sociales alternativos). El punto acá es, ¿Por qué se ha continuado?
Algunos
factores que bien pueden responder el por qué estrenamos ropa en diciembre
tanto a quienes parece molestarles esa simple acción, como a quienes la hacen a
gusto, pero no se han detenido a ello, pueden ser las siguientes:
1)
Es una costumbre familiar que evoca lo
mejor de los sentimientos y propósitos.
2)
Los aguinaldos o utilidades se dan en
los meses de noviembre y diciembre. Además de sufragar gastos, las personas
quieren halagar o halagarse con alguna prenda tangible con ese dinero extra, lo
que es bien merecido.
3)
Todo amerita un punto de realización. Y es
obvio que en algún momento del año hay que comprar alguna prenda de vestir, no
sólo por necesidad, sino por gusto.
4)
Al tenerla, se requiere de una buena
ocasión para lucirla. Y es allí un fuerte enganche de por qué estrenamos ropa
en diciembre, ya que esta es la época con más festividades consensuadas. Así que
la suma de la necesidad de comprarla y la necesidad o gusto de lucirla, se
unen.
5) La ropa se desgasta. Hay quienes no tienen mucha y sea por el tiempo o por su talla (menor o mayor cada año), requerirá de nuevas prendas. Así que existiendo esa contingencia y pudiendo destinar un dinero a comprarla, pues se hace.
Véase
pues que no es sólo una fiebre consumista, sino un punto donde convergen varias
situaciones que permiten el disfrute, lucir y gozo de nueva ropa. No importa su
precio, sino el placer de estrenar y más aún, que se consiguió con trabajo
arduo y fructífero, lo que resulta más placentero.
El provecho para las tiendas
¿Han
visto que sea obligatorio estrenar?, ¡En ningún momento!; al menos en Venezuela
ese decreto de Guzmán Blanco perdió efecto en la época de Juan Vicente Gómez.
Pero
la comprensión del festejo, de comenzar de cero con las mejores galas y arreglando
fachadas (porque estrenamos ropa en diciembre y además, pintamos en casa con el
dinero ganado y por ser época vacacional), es un hecho natural que poca o
ninguna explicación debería de tener.
Las
tiendas sólo ofrecen sus productos y brindan tendencias. Cada quien las toma a su manera. Incluso hasta
unas medias nuevas ya es estrenar. Una de las más recientes o de ésta décad, ha sido la venta de pijamas para Navidad.
El
sentimiento de labrar su destino, de poder adquirir lo que como ciudadanos y
seres humanos dignos y por derecho merecen, es el hito cultural que une a las
costumbres, incluso aquellas que simplemente salen como reflejo.
Tómese
pues esta explicación de por qué estrenamos ropa en diciembre y entiéndase como
comprador y a su vez, diseñe sus ideas de mercadeo para poder ofrecer mercancías
de variados tipos, asequibles y duraderas, que sean parte de un gozoso estreno
en las navidades y años nuevos que vendrán.
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