La encrucijada entre la niñez y la adultez se llama adolescencia.
Tiempo para aprendizaje masivo, ensayo y error, comenzar a darle
forma a la vida, esperar lo mejor y a su vez prepararse para lo peor.
Los jóvenes son los más bombardeados por las empresas para
que busquen las necesidades impuestas, como teléfonos, tabletas, zapatos
deportivos, consolas de videojuegos y demás.
Muchas veces los padres no pueden costearlos y les dan el
reto de conseguirlo con trabajo, deberes, esfuerzo, sin obviar sus obligaciones
como los estudios, limpieza del hogar, atención de hobbies y vida social.
Pero la autorización requiere guías para que el joven
comience a darle el valor idóneo a su dinero y por otro lado, no se haga
esclavo o adicto a ello, ya que podría olvidar los verdaderos valores morales y
cívicos que hay en el mundo y que son los que le dejarán más al final de
cuentas.
Por algo dijimos que es una encrucijada, donde se les guía
a tomar los mejores caminos y que de ellos vaya aprendiendo, sin abandonares y
mucho menos dejarles caer en las malas vías.
La forma de enseñarles a ahorrar por un fin y a su vez que
sepan que el dinero es mejor compartido, está en la mesada semanal, luego de
cumplir sus deberes y por su comportamiento.
De dicha mesada enseñarle a ahorrar con paciencia para lo
que desean, usar algo para un gusto mediato (un helado, galletas) y el
compartir, por ejemplo que le den a su mamá para un gasto u obsequios por el
simple hecho de ser su progenitora y le aman.
Que ofrezcan su ímpetu juvenil en barrer o cargar cosas a un vecino por una propina debe tener el mismo sistema.
Cuando llegue el momento
de realizar pasantías y reciban becas o bonos, sabrán darle más valor al dinero
y podrían ayudarse a costear nuevos estudios o viajes de aprendizaje, dejando a
los padres sólo complementar a lo que ellos no llegan con lo obtenido o
dejarles que usen ese dinero para ellos, como bienes bien ganados con su
construcción económica personal que está acorde con altos valores morales.
El reto del ahorro debe enseñarse como un evento permanente
a toda edad, es la educación, legalidad, paciencia y objetivos bien definidos,
además del desarrollo de instintos financieros bañados en la humildad de no
luchar por marcas, sino por calidad y deseos bien personalizados, lo que hará
en cada joven un blindaje ante los vaivenes de la economía y saber vadear con
éxito en pro de sí mismo y de los suyos, quienes seguramente serán sus mayores
valores.
Lcdo. Argenis Serrano - @MonedasX
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