Cultura General: Ama y Ayuda a los Niños
Los niños de hoy serán la civilización del mañana. Traer a un hijo al mundo de hoy es casi lo mismo que meterlo en la jaula de un tigre. Los niños no pueden manejar su entorno y carecen de verdaderos recursos. Necesitan amor, comprensión, disciplina y ayuda para tener éxito.
Es un problema delicado a discutir. Existen casi tantas
teorías sobre la forma de cómo educar a
los hijos o sobre la forma de cómo no hacerlo, como existen padres. Sin
embargo, si alguien lo hace mal puede causar mucho dolor y hasta podría
complicar sus años venideros.
Algunas personas tratan de educar a sus hijos de la misma manera que les educaron a ellas, cultural, tradicional, disciplinaria y/o afectivamente; otras intentan hacer exactamente lo opuesto y muchas otras se adhieren a la idea de que a los hijos sólo se les debería dejar crecer por sí mismos.
Tal cual saben que en el hogar y como vestimenta el
cinturon es un accesorio de formalidad y elegancia para el niño y niña, que le
ayuda a entender la importancia de la elegancia, que cada momentos amerita una
prenda, que seguir los cánones y mejorarlos con su propia identidad es lo que
les hace destacar y ser ciudadanos del
mundo.
El último método se basa en la idea materialista de que el desarrollo de un niño es paralelo a la historia evolucionista de la raza; que en alguna forma mágica e inexplicable los nervios del niño madurarán a medida que crece y el resultado será un adulto moral y de comportamiento ejemplar.
Nada de lo anterior garantiza el éxito, pero debe probarse.
Aunque la teoría se
desmiente fácilmente. Basta hacer notar la numerosa población criminal cuyos
nervios de alguna manera, no maduraron. En fin, es una manera perezosa de
educar a los niños y que tiene cierta lamentable popularidad. Este tipo de ser
humano no se hará cargo del futuro de la civilización ni de tus años de vejez.
Un niño se parece un poco
a una pizarra en blanco. Si escribes algo erróneo en ella, dirá cosas erróneas
que otros podrán copiar e ir desmejorando. Pero a diferencia de una pizarra, un
niño puede comenzar a escribir por su cuenta.
El niño tiende a escribir lo que ya está escrito.
El problema se complica
por el hecho de que aunque la mayoría de los niños son capaces de ser muy
honestos a unos cuantos les hacen dementes (sociópatas) o nacen psicópatas y en
la actualidad, hasta algunos nacen dependientes de ciertos químicos. Pero tales
casos son muy raros, no incidentes para destruir lo sociocultural… ¡pero se
hacen notar!
No ayuda tratar de comprar
al niño con una cantidad abrumadora de juguetes y posesiones o sofocarlo y
protegerlo; el resultado puede ser nefasto.
No siempre el reflejo condicionado de Pavlov va a dar resultado favorable, menos sí se hace costumbre.
Uno tiene que decidir en
qué quiere que se convierta el niño. Esto se modifica por varios factores:
1)
Lo que el niño básicamente puede llegar a
ser debido a su naturaleza y a sus potenciales inherentes.
2)
Lo que el propio niño realmente quiere
llegar a ser.
3)
Lo que uno quiere que el niño llegue a ser.
4)
Los recursos disponibles.
Pero recuerde que
cualquiera que sea el resultado, el niño no sobrevivirá bien a menos que
finalmente llegue a tener confianza en
sí mismo y sea muy moral, con luces. De lo contrario es probable que el
producto final sea un riesgo o apatía para todo, incluyendo al mismo niño.
Cualquiera que sea el
afecto que se tenga por el niño recuerde que a la larga éste no podrá
sobrevivir bien si no se le pone en el camino a la propia supervivencia, éxito, bienestar, dignidad, paz, personalidad,
identidad, solvencia y/o excelencia.
No será accidental que el
niño actúe mal: la sociedad contemporánea está hecha a la medida para que el
niño tenga más opciones de fracasar. Porque así son algunos incultos con poder,
crea trampas y celadas muy burdas en la que caen los incautos o inocentes de
los cuales no se espera malicia, sino astucia y visión amplia.
Será de gran ayuda para el
niño si usted logra que comprenda los preceptos del bien sobre el mal; de la regla de oro; del respeto al ciudadano.
De la igualdad, fraternidad,
solidaridad.
Lo que sí se ha comprobado
que funciona es ser amigo del niño pero con disciplina y rectitud porque entre
las grandes verdades en el mundo, la de necesitar amigos es una de las
principales. Trate de averiguar cuál es realmente el problema del niño y sin
destruir sus propias soluciones, tratar de ayudarle a resolverlo.
Observe a los niños,
incluso siendo bebés. Escuche o vea lo que le digan sobre su propia vida en
palabras y/o acciones. Permita que ellos ayuden porque si no los deja (en lo
viable) se sentirán abrumados por el sentido de obligación, experimentación y
aprendizaje que entonces tienen que reprimir ante una orden de alejamiento.
Será de gran ayuda para el
niño si usted logra que comprenda este camino
a la felicidad; que esté de acuerdo con él y que lo siga. Podría tener un
efecto beneficioso enorme en la supervivencia y logros de bien del niño y en la
de usted.
Es un hecho confirmado el
que a un niño o niña no le va bien sin amor, afecto, comprensión, reglas,
propósitos. La mayoría de los niños tienen amor e ímpetu más energía de sobra
para corresponder y retroalimentar todo ello.
En la ruta de la felicidad está siempre el amor y el ayudar a los niños desde la primera infancia hasta que llegan al borde de la vida adulta.
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